A los 73 años, David Lebón conserva intacta la energía y la sensibilidad que lo convirtieron en uno de los grandes protagonistas de la historia del rock argentino. Guitarrista exquisito, voz entrañable y miembro clave de bandas míticas como Pescado Rabioso, Serú Girán, Polifemo y Pappo’s Blues, el músico vuelve a Mar del Plata para
A los 73 años, David Lebón conserva intacta la energía y la sensibilidad que lo convirtieron en uno de los grandes protagonistas de la historia del rock argentino. Guitarrista exquisito, voz entrañable y miembro clave de bandas míticas como Pescado Rabioso, Serú Girán, Polifemo y Pappo’s Blues, el músico vuelve a Mar del Plata para encontrarse con un público que lo acompaña desde hace décadas, pero también con nuevas generaciones que han hecho propias sus canciones.
Este viernes subirá al escenario del Teatro Radio City con un concierto que recorrerá todas las épocas de su carrera y ofrecerá adelantos de un disco nuevo que está terminando de grabar. “Podría vivir de tocar mis grandes éxitos, pero sacar un disco nuevo es como tener un hijo. Es un parto, y cuando lo ves terminado, es como tenerlo en brazos”, confesó.
En el momento de la entrevista, realizada en el programa Mesa Chica, el streaming de Canal 8 y LA CAPITAL, Lebón estaba en plena sesión de grabación. “Me faltan cantar algunas canciones. Es un disco fino, con rock, canciones funky, arreglos de violín y metales. Lo hicimos con Gabriel Perneiras, Leandro Bulascio y Pedrini, que es un gran productor. Estoy feliz de poder seguir componiendo”.
Inspiración y mirada sobre el mundo
Lebón cuida su inspiración “como si estuviera en una jaula”. Explicó que “el mundo a veces te tira la caja de banana para que te tropieces. Hay que estar alerta y vivo. Lo que más me jode es la violencia, el hambre, la falta de respeto. No entiendo por qué no nos queremos más”.
Observó con preocupación a las nuevas generaciones: “Antes no existían estos juegos de matar gente. Hoy pienso que algún día los van a sentar en un simulador y estarán matando de verdad sin saberlo. Los chicos están muy violentos”.
El escenario, en cambio, es un refugio. “Desde que me subí por primera vez, mi cabeza deja de pensar en problemas. Siento amor por la gente que me escucha. Es como prender velas: la luz es la misma y está dentro de todos nosotros”, resaltó.
“Lo que más me jode es la violencia, el hambre, la falta de respeto.
No entiendo por qué no nos queremos más”.
La familia ocupa un lugar central en su vida. “Me dicen: ‘Abuelo, si estuvieses en venta, serías carísimo’. Me desarman y me dan vida”, cuenta con ternura. Varios de sus nietos viven en Uruguay y no dudan en cruzar el charco para verlo tocar. “Es una fila de once personas, porque vienen también los padres. Y yo no puedo creer que todos sean familiares”.
Uno de ellos, baterista y arreglador, lo llena de orgullo: “Pasó por encima de todo y se metió en el directo, que es el arreglo, leer y saber escribir música. Nosotros inventábamos en el momento y a veces nos olvidábamos de las canciones porque no las habíamos grabado”.
Luis, Charly y las huellas imborrables
El recuerdo de Luis Alberto Spinetta está siempre presente. “Luis era mi ídolo. Me abrió la puerta para todo”, rememoró. Nunca olvidará aquel día en que le cantó “Mañana o pasado” y el Flaco, con un lagrimón, le dijo: “Qué simple, boludo, lo tuyo”.
De Charly García rescata su lado más humano: “Es increíblemente amable y hermoso. Fue un gran peleador, hasta que se dio cuenta de que ya no podía pelear más él solo. Era como David contra Goliat, pero con una sola piedra”.
Entre anécdotas y risas, también dejó un consejo que le dio su amigo y abogado Jorge Bru: “A veces le damos tiempo a gente que no lo necesita y no se lo damos a quien sí lo necesita”.
Si pudiera hablar con el joven David de 20 años, sería directo: “No seas pelotudo y empezá a tocar bien”, dijo sonriendo y resumió su mirada con una frase que parece escrita para titular: “La gente está buscando lo que nunca perdió y eso es el amor”.
El nacimiento de Pescado Rabioso
El nombre de la mítica banda surgió en Mar del Plata. Lebón lo recuerda así: “Íbamos a ver los teatros antes de tocar. Un día vimos a un pescador acá en Mar del Plata, en la escollera, que le sacaba el anzuelo a un pescado muy bonito. Luisito (Spinetta) le dijo: ‘¿Por qué no lo devuelve al mar, señor?’. Y ahí dijo que la banda se iba a llamar Pescado Rabioso”.
Una canción que le hubiera gustado escribir
Cuando en Mesa Chica le preguntaron qué tema ajeno le hubiera gustado firmar, Lebón no dudó: “Corazón partío” de Alejandro Sanz. “Me parece la canción más hermosa que escuché en mi vida. Toda la letra es bella. Es una canción de amor muy bien hecha”, sorprendió diciendo.
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