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“Hoy ya actuamos como algoritmos y estamos perdiendo humanidad” « Diario La Capital de Mar del Plata

“Hoy ya actuamos como algoritmos y estamos perdiendo humanidad” « Diario La Capital de Mar del Plata

“El desafío no es el formato, es emocionar” asegura Sebastián De Caro. El actor, guionista, director, escritor de amplia trayectoria en televisión, cine, teatro que actualmente conduciendo ciclos en radio y canales de streaming, llega a Mar del Plata con una propuesta diferente. “De Caro a la cacerola”, lo vuelve al teatro, a conectar con


“El desafío no es el formato, es emocionar” asegura Sebastián De Caro. El actor, guionista, director, escritor de amplia trayectoria en televisión, cine, teatro que actualmente conduciendo ciclos en radio y canales de streaming, llega a Mar del Plata con una propuesta diferente.

“De Caro a la cacerola”, lo vuelve al teatro, a conectar con el público en vivo, en modo analógico y con su capacidad de improvisación.

Con esta puesta llega este viernes, a las 20, al club TRI (20 de septiembre 2650) de Mar del Plata. En esta ocasión, el público será invitado a escribir consignas y preguntas y dejarlas en una cacerola antes de entrar a la sala. Luego, De Caro, toma al azar distintos temas y responde, generando una particular interacción y un recorrido imprevisible de temáticas y emociones.

De Caro tiene un recorrido que incluye proyectos tan disímiles como la exitosa tira diaria de los 90 Montaña Rusa, la serie Todos Contra Juan -como guionista, actor y director- películas como Rockabilly, 20.000 besos, Claudia, Nafta Súper, Kryptonita o Matrimillas, por mencionar algunos. Además conduce el ciclo California Secreta en radio Vorterix y tiene la columna “Como acabar con la cultura” en el streaming Gelatina.

Ha escrito, entre otros, los libros “La mentira más hermosa” y “La flor más falsa del mundo”, en los que explora uno de los temas que lo preocupan: cómo los seres humanos ya actuamos como algoritmos y perdemos la capacidad de escucharnos, conocernos, es decir, la pérdida de la humanidad. Un poco de todo eso el “narrador”, como el mismo de define, habla con LA CAPITAL, antes de subirse por primera vez al escenario del Tri.

“En todo tipo de propuesta en la que he estado siempre quería que el público participe con preguntas. Hay algo del juego que lo hace muy dinámico”, describe el protagonista.

– ¿Te sorprenden las preguntas, tienen que ver con lo profesional o lo personal?

– La mayoría de las veces preguntan, te diría, cosas que no están muy vinculadas al cine o al trabajo. Lo excepcional es las veces que preguntan sobre cine. Pero es bastante divertido, esa variedad es lo más rico, en definitiva.
Y respondo a la pregunta sin llevarla necesariamente para un carril seguro. Lo que se pregunta se responde en el área que ha sucedido.

Narrar, comunicar, esa es la cuestión

– ¿Se entrena de alguna manera para eso o sos vos natural, así como te agarra en el momento?

– Yo creo el trabajo de los programas que tienen que ver con la comunicación son un campo de entrenamiento bastante amplio para este tipo de propuestas. Además hice varias cosas de comedia, entonces es una mezcla de todo un poco.

– ¿Condensa tu trayectoria?

– Sí, he realizado tantos trabajos tan distintos que de alguna manera es una representación, un poco, de esa mezcla.

– Hablaste de comunicación ¿se puede resumir en algún sentido con esa palabra todo lo que haces?

– Tiene un poco que ver con compartir, sí. Comunicación y narración, en líneas generales, de cualquier tipo de circunstancia o de historia.

– Arrancaste en una época analógica y a lo largo de todos estos años las tecnologías, los formatos, las posibilidades han variado un montón. ¿Cómo trabajás el tono de cada uno?

– Los formatos son muy distintos, pero si uno se va divirtiendo con la diferencia se va adaptando. Me llaman la atención las cosas nuevas, entonces trato de ver de qué se trata, por lo menos. De entender los mecanismos con los que funcionan y cómo se manejan, cómo son presentados. Me interesa lo que va pasando, le presto atención para interiorizarme.

El desafío de emocionar

– Sobre todo TikTok e Instagram se han tornado muy audiovisuales ¿Percibís en un futuro que vamos a ver microcine o microseries por las redes sociales?

– A lo mejor sí. El problema no es ese. El problema es si nuestra capacidad de emocionarnos y comunicarnos funciona. Me imagino que cuando apareció el cine hubo gente a la que le parecía un escándalo que las historias se cuenten filmadas y no leídas. Entonces, más que resistirme a eso, el problema es cuánto se emociona a la gente.

– ¿Lo más difícil es emocionar entonces?

– claro.

– ¿No nos permitimos emocionarnos? ¿No es perder un poco nuestra humanidad?

– Uno puede pensar muchísimo más rápido. Hay que ver si se puede sentir a esa velocidad. Y eso es el gran desafío.

– ¿En algún punto creer que estamos tan conectados a través de una pequeña pantalla influye bastante, verdad?

– Bueno, la manera de arruinar algo es llevarlo a un extremo inflacionario. La hiperconectividad, lo que hace es inflar y depreciar la conectividad. Es como una moneda. La manera de reventar una moneda es emitir mucho papel. La manera de arruinar un producto es que tenga un excedente. Por definición económica y matemática.

– ¿Es ahí donde juega un rol importantísimo la creatividad para tratar de generar esas emociones?

– Bueno, se hace lo que se puede. Pero hay un problema mundial que es justamente que si yo permanentemente quiero venderte algo, es muy probable que en un momento a vos no te importe nada. Porque necesito tanto que te importen cosas distintas y una velocidad tan grande que arruina tus reflejos de deseo. Hoy me parece que tenemos más ganas de pertenecer a la mayoría del consumo que conocemos nosotros. El punto, la aventura es escucharse.

– ¿Salirse del algoritmo?

– Hoy nosotros ya actuamos como algoritmos. Una persona te pregunta, quiero ver una película, pero quiero una parecida a esta, que no tenga mucho de tal cosa, que actúe gente que actúa en esta otra. Y eso es una pregunta algorítmica. Cuando una persona se mete a una aplicación de citas, se convierte en un algoritmo. Tiene que identificarse en tres pinceladas, limitar sus intereses. Eso es actuar como un algoritmo. Tiene que etiquetarse y convertirse en una especie de definición resumida de uno mismo. Eso no es escuchar el algoritmo. Es ser un algoritmo o empezar a deformarse de forma algorítmica.

– ¿Ensayás maneras de escaparle al algoritmo?

– Si tuviera la solución, la vendería en la esquina.

“Luché para que mi pasión sea mi trabajo”

– Pero te interesa tanto como para haberlo abordado en dos libros…

– Si, son los temas que me interesan. Casi te diría que la pérdida de la humanidad a través de las redes sociales es un tema que me interesa muchísimo.

– En tus intervenciones de todo tipo se nota que tenés mucho leído, escuchado y visto, profundizado… ¿Cómo organizás tu tiempo para todo?

– Es que soy viejo. Soy viejo y pienso todo el tiempo lo mismo. Y lo que hago es repartir mi tiempo de trabajo. Es difícil pero es un placer para mí. Luché para que mi pasión sea mi trabajo.

– Tenés muchas cosas escritas, muchos proyectos. ¿Alguno que esté por salir, que puedas contar?

– Tengo un libro de ciencia ficción que estoy cerca de firmar para hacerlo. Cuenta una historia de una invasión extraterrestre de una manera bastante particular. Soy muy fan del género, entonces se me ocurrió una idea para una serie, pero yo creo que en una novela puede estar perfectamente contada.

– ¿Soñás con volver a que haya ficción argentina en la televisión argentina?

– Por supuesto, me encanta, me encantaría. Es muy difícil. Hay un montón de factores, pero hay que intentarlo, hay mucha gente talentosísima que mañana podría estar haciendo todo eso y que está intentando. Así que creo que en cualquier momento vamos a poder dar la vuelta porque ha pasado y hay cosas geniales que se hicieron y se pueden hacer acá.



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