“En ese momento tú te convertiste en familia”, dice Titi, un personaje secundario de “Malecón”, en una escena clave, de despedida entre Elvis, Martín y Yuli. La frase resume esa amistad como un vínculo tan fuerte que se transforma en familia. Y más aún para este trío que intenta mantener la luminosidad, pese a haber
“En ese momento tú te convertiste en familia”, dice Titi, un personaje secundario de “Malecón”, en una escena clave, de despedida entre Elvis, Martín y Yuli. La frase resume esa amistad como un vínculo tan fuerte que se transforma en familia. Y más aún para este trío que intenta mantener la luminosidad, pese a haber crecido en un entorno de violencia, desigualdad y falta de oportunidades.
La conmovedora película se presentó este domingo en la Competencia Latinoamericana de Largometrajes del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.
Después de un trágico incidente en el que Elvis mata a su padrastro abusivo, es enviado a prisión y separado de su amor de infancia, Yuli. Una vez liberado, es arrastrado al inframundo de la prostitución en Cuba y enfrenta una decisión crucial: luchar por recuperar el amor de Yuli o dejarlo todo atrás.
El director Carlos Larrazábal y el productor Jaime Otero Romaní presentaron esta coproducción entre España, Cuba y Estados Unidos, rodada en La Habana, ciudad que -según ellos- es “un personaje más” de la historia protagonizada por César Domínguez, Camila Rodhe y Omar Rolando.
“Soy un director español, soy consciente de eso. Pero mi primera experiencia en Cuba fue hace más de 20 años: fui a hacer un posgrado de cine de dos meses y me quedé seis meses más. Luego volví entre quince y veinte veces más, y creo que solo una vez me alojé en un hotel”, contó Larrazábal.
“Con el coguionista cubano y más del 95% del equipo cubano tratamos de contar la historia con mucha responsabilidad y de manera fiel, también con mi visión de lo que quería contar. El disparador es este chico que había estado preso”.
En ese sentido, el director destacó que “el tema principal es la amistad por encima de todo. Es difícil obviar ciertas realidades, es la realidad que viven”.
En tanto el productor agregó que “teníamos una convicción, no queríamos caer en la pornomiseria, pero si vivencias reales: de guionistas, actores y todos. Tuvimos previsualizaciones en Miami y en La Habana, dos puntos de vista totalmente distintos, y en ambos lugares gustó. Es una película social, de personajes, no es una crítica política sino una historia humana. No evitamos ni potenciamos nada. La realidad, por dura que sea, no les quita luminosidad a los personajes”.
En el proceso, los actores tuvieron libertad para adaptar desde sus experiencias el texto, por eso cuenta con muchas perspectivas distintas, por ejemplo, en la escena del principio de eta nota, en la que el director, no había escrito más que lo que quería lograr con ella y desde ese disparador, crearon las anécdotas.
Conseguir realizar la película también tuvo sus desafíos. “Logramos filmar un teaser, casi un corto, en las mismas condiciones de rodaje. Ya contaba con César, y fue clave contar con ese teaser para la financiación, para demostrar que se podía rodar en La Habana. El mayor desafío y al mismo tiempo la mayor motivación”.
El productor recordó además que “nos plantearon otra locación, pero La Habana es un personaje más. Era complicado, pero no había otra manera”.
El director confió que “conseguimos una productora independiente cubana. En Cuba leyeron el guion y me sorprendí de que nos dejaran rodar todo”. Y recordó que “una de las primeras escenas, que es un escape de Elvis por las calles de La Habana Vieja, era a la que más miedo le teníamos, porque nos decían que era imposible hacerla. Pero la gente estaba ilusionada con participar, con formar parte, y nos arroparon y ayudaron”.
Además compartieron una situación llamativa: “cosas que en otros lugares son difíciles, en Cuba fueron fáciles, y al revés, cosas fáciles en otros lugares se hicieron complicadas en Cuba. Cuando llegamos teníamos un guion de cien páginas para cinco o seis semanas de rodaje, pero con la inflación se nos redujo a la mitad. Tuve que ponerme a cortar escenas”.
Además, relató que “la escena final nos la pararon porque pensaban que era una tapadera para que realmente gente se escapara. Tardamos dos meses en conseguir el permiso y, para ese entonces, la mitad del equipo ya no estaba en La Habana, se habían ido”.
El productor, en tanto, reflexionó para finalizar que “algo bonito de esta película es que si la vr alguien al que el tema de la inmigración lo tiene como algo muy lejano a su realidad puede entender lo difícil que es muchas veces decidir irse o quedarse, y que ninguna de las dos decisiones es más valiente que la otra”.
















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