Entre reflexiones sobre el desarraigo, la creación y la responsabilidad de sostener una carrera, Alejandro Lerner repasa las claves de un recorrido que incluye hitos inolvidables y composiciones que se volvieron himnos. Antes de su “parada anual fundamental” en Mar del Plata, el 19 de septiembre en el Radio City, el artista atiende a LA
Entre reflexiones sobre el desarraigo, la creación y la responsabilidad de sostener una carrera, Alejandro Lerner repasa las claves de un recorrido que incluye hitos inolvidables y composiciones que se volvieron himnos.
Antes de su “parada anual fundamental” en Mar del Plata, el 19 de septiembre en el Radio City, el artista atiende a LA CAPITAL y manifiesta su alegría por el reencuentro, en este caso con “La banda sonora de tu vida”, un espectáculo que combina la presentación de nuevas canciones con el repaso de los clásicos que lo han acompañado durante más de cuatro décadas.
La propuesta se enmarca en una gira nacional e internacional. “El año pasado incluimos España, hicimos 12 ciudades en España. Este año, la primera mitad del año me dediqué más a trabajar en mi disco, entonces fueron menos las giras, pero hemos estado en Ecuador, Perú, Uruguay, ahora estamos programando Colombia, mucho de la Argentina y Estados Unidos, y en marzo iría a distintos países de Europa otra vez”.
En sus viajes Lerner se encuentra con un público con el que comparte los sentimientos del desarraigo. En ese contexto, “la música se vuelve un puente”.
“Yo sé lo que es estar desarraigado. El desarraigo para mucha gente es simplemente una palabra más, pero para el que tuvo que abandonar lo malo y lo bueno de su país, a tus padres, a tus amigos, tu historia, tu colegio, tus calles, tu comida, tus canales de televisión, tu radio, es otra cosa” señala, el artista que se radicó en Los Ángeles.
Según su experiencia la gente que va a sus conciertos en otros países “viene con el corazón abierto, con un nivel de sensibilidad gigantesca”.
Cómo se escribe un clásico
El repertorio de Lerner está lleno de himnos. Pero él asegura que no existen fórmulas. “Lo bueno de la creatividad es no componer con expectativas, no componer con una segunda intención, porque es completamente inmanejable. Y poder predecir que una canción como ‘Todo a pulmón’, por ejemplo, se va a convertir en un himno mundial, una canción que dice pulmón, que es lo más antirradial y antiromántico, es imposible. Pero se convirtió en un himno porque fue una canción honesta de un artista joven que está viendo cómo le pega la popularidad para bien o para mal”.
“Lo que uno trata -continúa- es de tener esa honestidad al componer. Para mí, esa es la clave. Hay otros artistas que, por ejemplo, pueden componer pensando en el ranking o en la radio. Yo, si pienso tanto, la pluma no se mueve”.
El proceso, admite, es caótico: “Puede ser una necesidad muy puntual de decir algo, de documentar algo que querés escribir, o puede ser una combinación de acordes que de pronto te despertaron algo, o puede ser un ritmo que te resuena. No es algo que uno puede estructurar”.
Esos momentos clave
Al repasar su carrera, Lerner identifica, a pedido de LA CAPITAL, hitos que lo marcaron en distintas etapas de su recorrido. “Quizás antes de empezar mi carrera, mi encuentro con Sandra Mihanovich en un teatro donde yo era el pianista de una obra de Pepito Cibrián. A antes que lleguen todos, yo me iba a tocar el piano. Ahí Sandra escuchó mis canciones. Eso fue una bisagra. Creo que fue en el año 82” rememora.
Después vinieron Nueva York, conocer a Armando Manzanero, girar con Carlos Santana, que le presenten a Humberto Gatica. Y el devenir personal: “Conocerla a Marcela y formar una familia con ella hace más de 20 años y ser el papá de nuestros hijos es otro hito que tiene que ver con un logro de los más importantes que uno puede tener en la vida. Y es mi prioridad. Es lo que a esta edad, después de más de 40 años, le da sentido a todos los esfuerzos”.
Uno de los últimos hitos fue el Latin Grammy a la Excelencia Musical en 2024. “Fue un premio por 45 años de canciones y de shows y de reportajes y siempre tratando de tener un compromiso con cada cosa que uno hace. Que te premien por eso no es una palmada, es un abrazo de la historia. Creo que para el artista es el premio más importante que la industria te puede dar” analiza.
Pero no lo siente como una responsabilidad. “Es un aliciente, la responsabilidad, creo que es la misma de siempre. La responsabilidad es parte de tu personalidad y de los valores que te inculcaron. Cuando salís a la cancha, salís a jugar y a jugártela toda”.
Entre el artista y el emprendedor
No se trata solo de componer, grabar y tocar. El trabajo requiere para los artistas ser, también, gestores, emprendedores o empresarios y eso, para Lerner es una responsabilidad. “El hecho de haber sido un músico, un trabajador de la música, hace que nunca me olvide de que tengo la responsabilidad de generar trabajo. Más allá de las ganas de tocar y todo, es generar trabajo a la mayor cantidad de gente posible”.
Por ello, “con los años uno aprende a ser empresario de su propia carrera, porque si no aprendés a hacer eso, vas a sufrir mucho más de la cuenta. Yo soy un artista solista. Cuando hay una banda y son cuatro o cinco, es más fácil dividir los roles. Pero cuando uno es solista, tenés que estar al frente de todo, en todas las áreas. Cuando tenés que hacer prensa, cuando tenés que ensayar, cuando tenés que producir, cuando tenés que viajar. Ahí sos vos llevando el carro”.
“Aciertos y errores son mi responsabilidad. Es como cuando a uno le dicen, bueno, a partir de ahora sos capitán, ya no sos soldado. Tenés una responsabilidad. Y aparte de eso sos papá, tenés una responsabilidad duplicada” reflexiona para finalizar.
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