Por David Álvarez GIRONA, España.- El paso del tiempo desde un prisma teatral con el eco de Rainer Werner Fasbinder es el objeto de análisis que la argentina Romina Paula realiza en ‘Sombras por supuesto’, la obra que acaba de estrenar en España en el marco del festival Temporada Alta y en la que los
Por David Álvarez
GIRONA, España.- El paso del tiempo desde un prisma teatral con el eco de Rainer Werner Fasbinder es el objeto de análisis que la argentina Romina Paula realiza en ‘Sombras por supuesto’, la obra que acaba de estrenar en España en el marco del festival Temporada Alta y en la que los personajes divagan sobre aristas de la realidad.
Después de una década, la compañía El Silencio volvió a los escenarios y se ha plantado el festival Temporada Alta de Girona (Cataluña) , por donde la directora ya había pasado en anteriores ocasiones, para mostrar esta reflexión sobre la estela que dejan los años en las personas, todo pasado por el filtro del absurdo hasta que irrumpe el drama.
La escenografía, que corresponde a esa inspiración aportada por Fassbinder, un “cúmulo” de objetos obsoletos que tienen vigencia según la mirada del personaje, se pone al servicio de un trabajo poético.
Los intérpretes quedan envueltos por el público en una propuesta de escenario central rodeado por todos lados de observadores que asisten a una trama con buena parte de comedia, que es la herramienta de Romina Paula para acomodar al espectador antes de sacudirlo.
Argentina está también detrás de toda esta creación, que abraza el absurdo para conectarlo con ‘La tercera generación’ de Fassbinder y la farsa que desgrana la película.
El teatro mismo se encuentra en el centro de ‘Sombras, por supuesto’, concebido como una experiencia única en una época de distopía tecnológica como la actual.
El anticapitalismo se pone sobre la mesa, bajo la excusa de un caso policial por un desaparecido que le sirve a la dramaturga para hablar de muchos otros conceptos, entre ellos la maternidad.
El paso del tiempo aparece como elemento presente en todas las situaciones de una u otra manera, tanto en las que protagonizan los padres del desaparecido Bruno como en las que corresponden a los agentes que investigan el asunto.
El mérito es jugar con todo ese universo de conexiones íntimas y hacerlo a partir de una absurda investigación que experimenta un giro de guión cuando los agentes se erigen uno en médium y el otro en canalizador de sus visiones, una especie de “poltergeist”.
A partir de ahí se entra en la parte más cruda, la que remite a desaparecidos argentinos y a pérdidas irreparables sin que los actores cuenten con más apoyos que sus dotes interpretativas, de las que hacen una exhibición.
La obra acaba con una batería de preguntas sin respuesta que se lanzan al público para que tenga la última palabra al apagarse las luces y discierna entre la fina separación que hay muchas veces entre la ficción y lo que sucede de verdad.
‘Sombras, por supuesto’ es el guiño de Romina Paula, que juega al despiste con el público, para que se cuestione si lo que ha visto es exagerado o no lo es tanto en realidad.
La sala La Planeta, por sus dimensiones, ha ejercido de escenario idóneo para una pieza que pone a los actores en el centro, literalmente, para forzar la proximidad del observador y buscar su empatía pese al absurdo de casi todo lo que se le propone.
El Temporada Alta, una referencia entre los festivales de teatro del sur de Europa, le ha abierto de nuevo los brazos a Romina Paula, que pasará también por Barcelona con otra de sus creaciones, ‘El tiempo todo entero’.
EFE.
















Leave a Comment
Your email address will not be published. Required fields are marked with *