El Cuarteto de Nos regresa a Mar del Plata este jueves 30 de octubre con su tour “Puertas”. En esta oportunidad, la banda se presentará en el Estadio Once Unidos, en el marco de la gira internacional que emprendieron simultáneamente al lanzamiento de su nuevo disco. El nuevo material del grupo uruguayo está compuesto por
El Cuarteto de Nos regresa a Mar del Plata este jueves 30 de octubre con su tour “Puertas”. En esta oportunidad, la banda se presentará en el Estadio Once Unidos, en el marco de la gira internacional que emprendieron simultáneamente al lanzamiento de su nuevo disco.
El nuevo material del grupo uruguayo está compuesto por ocho canciones que, bajo una idea aparentemente sencilla, como es la de las “Puertas”, encierra una serie de reflexiones profundas, que se sintetizan en el concepto de “abrir portales hacia distintos universos”, proponiendo nuevas búsquedas sonoras y temáticas.
“Va a ser el show más grande de los que hemos dado en Mar del Plata. Estamos súper contentos”, anticipó Roberto Musso, cantante, compositor y líder de la banda, en diálogo con LA CAPITAL.
En medio de un tour que los sigue sorprendiendo, el músico reflexionó en esta charla, sobre crecimiento permanente del Cuarteto, sobre cómo la banda nuclea un público diverso de edades y procedencias, sobre la importancia que le da a encontrar el concepto a cada canción -y a todo un disco- y de cómo el hobby de la adolescencia se terminó convirtiendo en su forma de vida.
“Somos resultado de las decisiones que hemos tomado hasta hace un segundo” reflexionó el artista sobre el concepto del disco y se relaciona con la experiencia que, junto a sus compañeros transitó, por ejemplo, en aquel 2006, cuando la repercusión del disco “Raro” los llevó a tener que decidir si iban a seguir siendo una banda de medio tiempo o se convertían una banda de tiempo completo.
Desde sus inicios, El Cuarteto de Nos ha vivido en un crecimiento constante. Prueba de ello es que los conciertos de esta gira, son más grandes en todos los lugares a los que están yendo.
“Es muy fuerte eso, Ferro, Movistar Arena de Santiago de Chile, Palacio de los Deportes de México, Movistar Arena de Bogotá, Movistar Arena de Madrid. Y en este caso la gira comenzó en simultáneo a la salida del disco, con el estreno de un montón de canciones”, contó Musso (voz y guitarra rítmica) de la banda que completan Álvaro Pintos (batería), Gustavo Antuña (guitarra líder) y Santiago Marrero (bajo, teclados y coros). “Parece mentira, pero nuestro mejor momento, siempre es el que viene después” reflexionó.
-En tiempos donde la inmediatez domina el consumo musical, ¿cómo viven ustedes este momento de la banda?
-Nosotros somos más de la vieja escuela, viste, cuando la banda de rock se encerraba un año a grabar el disco, lo sacabas y esperabas que la gente conociera las canciones nuevas. Pero hoy, por cómo se consume la música, sobre todo por la gente joven, no te miento, las canciones nuevas están a la par quizás de las más emblemáticas del Cuarteto. Están con un conocimiento muy rápido. Y la cantidad de chicos jóvenes que va a los shows del Cuarteto es impresionante. Es la mayoría.
– Ustedes fueron pioneros en combinar elementos del rock con el rap, el hip hop y lo urbano, algo que hoy está muy presente en muchas bandas. ¿Eso influye en que lleguen a otras generaciones?
-Tal cual. Eso tuvo muchísimo que ver, seguramente. Y también creo que hay una conexión con las letras muy fuerte, que a los pibes jóvenes los ha movilizado desde un lugar más emocional. Cualquier show nuestro es una catarsis psicológica: cantan las canciones desde el primer minuto hasta el último sin parar. Es una locura. Hay una significación muy fuerte.
Identificación
-En “Puertas” pareciera haber una continuidad con “Lámina Once” y otras búsquedas, pero hay mucho de cada canción, cada personaje: una historia que puede resultar muy puntal, pero que resuena.
-Tenés razón. Son discos que hacemos un poco más cortos porque nos gusta que sean contundentes, que no haya canciones de relleno y que las podamos tocar todas en vivo. Eso hace que las canciones tengan un estándar bastante más alto. Esa conexión es cierta, tanto a nivel musical como en las letras. Hay una identificación, por más que sean personajes o situaciones que están medio disociadas de la realidad. Sin embargo, la identificación sucede. Y lo que también está pasando, sobre todo desde “Lámina once” y mucho más con “Puertas”, es la cantidad de chicos con TEA que van a los shows, recopados con las canciones. Los padres nos dicen que muchas conversaciones que tienen con ellos son sobre las letras del Cuarteto. Es impresionante.
-¿Buscan una explicación a esa conexión?
-Te soy sincero, no he tratado de buscar la explicación. No quiero que se pierda la magia tampoco de por qué sucede eso, pero está pasando realmente.
-Hay profundidad en las letras, hay melancolía, hay oscuridad, pero suelen dejar una sensación de esperanza y sin bajadas de línea.
-Sí. Las canciones nuestras no buscan bajar línea ni hablar desde un pedestal de experiencia. No damos consejos. Los personajes son observadores de la realidad, presentan temas en los cuales no hay un claro bueno ni un claro malo. Y me parece que ahí está el secreto de la identificación. Por más que una canción hable de melancolía o depresión, como “Splint”, siempre hay una luminosidad al final. En esa canción, por ejemplo, termina pegándose los pedazos con los hilos de oro. Tiene esperanza.
-El concepto de “Puertas” abre muchas lecturas.
-Tal cual. Yo pensaba que quizás la gente iba a decir “uh, estos del Cuarteto son tan buenos con las letras y no se les ocurrió un nombre más fácil”, pero Puertas tiene un simbolismo muy fuerte. Nosotros como seres humanos somos el resultado de las decisiones que hemos tomado hasta hace un segundo atrás. Y siempre que estamos frente a una puerta, estamos frente a una decisión: ¿la abro o no la abro?, ¿entro o sigo de largo? La canción “Puertas” habla justamente de eso: puertas que uno pensó que se iban a abrir y no se abrieron nunca, puertas que cruzamos y no nos gustó lo que pasó, puertas giratorias. Por simple que parezca la palabra, tiene muchas vueltas. Y la búsqueda no siempre está detrás de una puerta; a veces está en seguir recorriendo el camino.
Contradicción, ambigüedad, emoción
–También hay observación social en el disco, hay una línea, “Cortina de humo” o la canción “Cara de nada”.
-Sí. La contradicción y la ambigüedad siempre están presentes en nuestros personajes. “El perro de Alcibíades”, por ejemplo, habla de cómo se usa un tema para tapar otro. Y “Cara de nada” es el tipo que ya está cansado de ver tantos perros de Alcibíades en su vida. Pero nuestras canciones no tienen bajada política. Sí hay cuestiones sociales y emocionales, pero no políticas. Porque el público nuestro atraviesa generaciones, géneros, clases sociales. Y me encanta que sea así.
-¿Cómo identificás las etapas del Cuarteto a lo largo del tiempo, de ese grupo de amigos de la adolescencia a lo que devino?
-Nos conocimos muy pibes, en secundaria, y empezamos de manera totalmente lúdica. Todos hicimos estudios académicos paralelos. Uruguay es un país muy chico, con un techo bajo en cuanto a popularidad y desarrollo artístico. No estaba en nuestros planes vivir de la música. Nuestros padres nos prestaban los livings para ensayar, pero nos decían que siguiéramos estudiando porque nos íbamos a morir de hambre. Llegó un momento en que la música nos fue ganando. Raro, en 2006, abrió un portal inimaginado: empezamos a tocar en México, Colombia, festivales grandes. Ahí decidimos dejar nuestros trabajos y dedicarnos full time. Con el diario del lunes, fue una gran decisión.
















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