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“Merlí era un Peter Pan con las mujeres y eso me recordaba mucho a mí mismo” « Diario La Capital de Mar del Plata

“Merlí era un Peter Pan con las mujeres y eso me recordaba mucho a mí mismo” « Diario La Capital de Mar del Plata

  Pendiente de las noticias, curioso, ávido lector de filosofía como su famoso personaje, el docente Merlí Bergeron en la exitosa serie catalana “Merlí”, el actor Francesc Orella llegó a Mar del Plata para presentar la nueva película de Lluis Miñarro, “Emergency Exit”. En ella, se da el lujo de interpretar al amante de una


 

Pendiente de las noticias, curioso, ávido lector de filosofía como su famoso personaje, el docente Merlí Bergeron en la exitosa serie catalana “Merlí”, el actor Francesc Orella llegó a Mar del Plata para presentar la nueva película de Lluis Miñarro, “Emergency Exit”. En ella, se da el lujo de interpretar al amante de una legendaria actriz, rol póstumo que desarrolló la gran Marisa Paredes antes de su muerte.

Filme misterioso, cuenta diversas historias corales de personajes que viajan en un enigmático colectivo, el número 8, con destino incierto y dilemas a resolver en el trayecto.

“La película tiene tintes surrealistas, es de ensoñación, a veces delirante, tiene personajes muy distintos. Es un microcosmos humano que viaja en este colectivo y que no se sabe adónde”, contó en el Gran Hotel Provincial, tras la charla que brindó en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Homenaje a Luis Buñuel, el celebrado director de “Un perro andaluz”, “Emergency Exit” propone una atmósfera con personajes “festivos, místicos, ensimismados”, adelantó y recordó las escenas junto a Paredes.

“Fue un placer trabajar con ella. Muy divertido porque era una mujer con mucho sentido del humor, muy fina, irónica y muy activa, muy apasionada por la vida, por el arte y por la gente. Era una gran profesional y una compañera estupenda de la que han bebido muchas actrices. Ha sido un referente en el cine español y para mí fue un lujo”, destacó.

 


Merli 01“Ya me lo decía la gente, te va como un guante este personaje”, recordó sobre el profesor que interpretó.


-A esta altura, ¿qué tiene que tener un personaje para que te tiente?

-Que te atrape, que te interese, más allá de la importancia del personaje. Si la historia cuando la lees te atrapa y te interesa y quieres seguir leyendo y estás visualizando aquello, es el primer paso que tiene que producirse para que puedas aceptar o decidir hacerlo. Son otras cosas también las que cuentan, director, producción, pero el personaje y la historia te tienen que interesar como mínimo. Tengo la suerte de poder elegir, que es importante para un actor poder decidir si te metes en algo o no. No siempre ha sido así porque evidentemente esta profesión es como es y durante muchos años haces lo que te sale, tanto en teatro como en audiovisual.

-¿Esta posibilidad de elegir llegó con “Merlí”?

-Yo he tenido mucha suerte, he trabajado mucho en teatro, especialmente en Barcelona y Madrid y tenía ya un buen bagaje, he tenido el privilegio de hacer cosas muy bonitas, personajes muy chulos. Pero es verdad que Merlí ha sido un punto de inflexión porque de pronto te cae un personaje con 58 años, pero que es un personaje con muchos colores, con muchas caras. Eso para un actor es muy interesante, muy atractivo. Además hay puntos en común entre el personaje y yo mismo, que de pronto me sorprendió cuando leí el guion. Dije, ‘hostia, el guionista este parece que me conoce personalmente’. Había cosas que me daban mucha gracia porque me identificaba mucho con ellos.

-¿Por ejemplo?

-Por ejemplo, la filosofía, el interés por la filosofía es uno primordial porque me gusta la filosofía y me daba mucho gusto memorizar ese texto de enseñanza en el aula. Luego la parte del personaje incluso con los defectos, me sentía cercano con los defectos. No solo con las cualidades que podía tener de ser un profesor poco convencional y provocador y que hacía despertar el sentimiento crítico a los alumnos, que es de eso se trataba, sino que también Merlí tenía muchas contradicciones. Podía de pronto decir una cosa y practicar otra en la vida real. Era un manipulador, podía ser mentiroso, era un Peter Pan con las mujeres, tenía una vida afectiva…


Merli 04“La filosofía da para mucho, para hablar de muchos temas”.


-¿Muy disipada?

-Muy disipada y eso es lo que me recordaba mucho a mí mismo. Ya me lo decía la gente, te va como un guante este personaje. Y era porque de verdad que me resultó fácil en el sentido de que me sentía identificado con partes, aspectos del personaje. Y el tema de la educación hacia chicos de esas edades donde el cerebro es una esponja y es muy importante lo que se les mete en la cabeza, lo que se les enseña. Personalmente, yo no tengo vocación de maestro. La filosofía da para mucho, para hablar de muchos temas.

-Aún con todos estos condimentos, podría no haber sido un éxito.

-Claro, no hay fórmulas.

-¿Y qué creés que tuvo “Merlí” que llegó tanto?

-Yo creo que fue una carambola de aciertos, esta serie. Uno de ellos, el principal, es la biblia del tema, los guiones. Cómo están los diálogos, porque podía el tema estar muy bien y luego, de pronto, ser aburridos. El guionista metió ingredientes muy buenos en esta serie, desde la vida privada de los personajes, los chicos, los profesores, los padres, las relaciones entre los maestros y los alumnos, entre profesores, entre alumnos. Hay un mundo para hablar. Hay muchos, muchos temas.

-¿Te llegan comentarios de escuelas que han adoptado elementos de la serie?

-Sí, claro que me llegan. Y además muchas escuelas que empezaron a plantearse enseñar de otra manera la filosofía y otras asignaturas. Sirvió para revolucionar un poco el mundo de la enseñanza. Y cómo los maestros tienen que plantearse de qué manera pueden motivar al alumno, sea lo que sea la materia que enseñen. Claro, Merlí es un caso extremo, es un personaje de ficción y es muy radical. No tienen que ser así los profesores necesariamente, pero sí que servía la serie para que los maestros dijeran qué podemos hacer, cómo podemos enseñar determinadas materias de otra forma que el alumno se divierta en la clase. Después de la primera temporada hubo un 30 % de aumento de la matriculación en filosofía en Cataluña. 30, es mucho. Se puso de moda la filosofía.

-¿Con qué filósofo te identificás?

-Bueno, hay varios. Me cuesta hacer una selección. Es como si me preguntaran qué director de cine te gusta más o qué película te gusta más. Nietzsche es alguien importante, pero de los griegos soy bastante socrático y aristotélico también. De los contemporáneos, por ejemplo, Zygmunt Baumann, Zizek también. La de Baumann es una lectura del mundo contemporáneo que me interesó mucho. Porque realmente estamos en la era líquida, todo líquido. Hoy es así, mañana está en otro lugar. Todo cambiante.

-Te vimos por Instagram apoyando las marchas en defensa de la educación pública en Argentina. ¿Seguís la actualidad argentina?

-Es que me gusta seguir la actualidad, no solo de mi país. Y bueno, claro, en Argentina estoy curioso y observador de lo que ocurre. Me interesa como me interesan otros países. Y sí, te preocupas por todo. Creo que la adicción a las noticias, a la información ahora mismo, es una de las cosas que hay que controlar porque te puede… Es normal que nos interese lo que ocurra, pero la sobredosis de información y de desinformación es brutal. Y con las redes sociales y con todo lo que nos llega por los móviles, hay una cierta intoxicación. Yo tengo que hacer el esfuerzo de dedicar menos tiempo porque enseguida la curiosidad me lleva a estar mirando aquí (el celular), leyendo aquí. Y a veces solo lees titulares. Y pasas a otra cosa. Esa inmediatez, esa cosa rápida que no profundizas. No, no me gusta eso. Me gusta poder profundizar en algún tema, para eso ya habéis libros. Yo creo que soy de una generación, no creo, estoy seguro, nací, me hice adulto con el final del franquismo. Y me hice adicto a los periódicos durante la enfermedad de Franco, que duró dos meses. Cada día comprabas el periódico para ver si palmaba ya de una vez el dictador este. Yo tenía 18 años y ahí empecé a comprar el periódico y a interesarme por la realidad de mi país y luego ya del mundo. Soy adicto a la información desde joven.

-¿Qué te preocupa del mundo actual, de todo lo que sucede?

-Muchas cosas. El avance de la extrema derecha es muy preocupante. De la extrema derecha y de la polarización en general. En España, hubo una encuesta espeluznante de jóvenes que llegaba a la conclusión de que había un tanto por ciento, muy elevado, que no les importaría vivir bajo una dictadura. Eso es grave, es muy duro, porque no saben lo que es sufrir. No lo han conocido. No saben lo que ha costado en España lograr unas mínimas libertades, poder votar. Cuarenta años de franquismo nos retrasó a España en muchos aspectos. Es muy jodida la ignorancia de la gente. No digo todo el mundo. Pero es una de las cosas que más preocupa. La polarización de la política, que se hace cada vez más de insulto y más poco intelectual, poco dialéctico. Hay muy poca profundidad en los políticos. Da bastante vergüenza verlos. Y da miedo, porque tienen poder. Entonces, bueno, no hay más que ver quién manda en el mundo. En las grandes potencias. Estamos en un momento muy delicado. Muy delicado. Yo me preocupo. Me quiero definir a veces como pesimista con buen humor. No puedo ser optimista. No soy optimista. En muchas cosas sí habrá avances. Pero en la parte humanista, la parte de la reflexión, de la empatía, de la humildad, de la solidaridad. Esto está bajando. La gente va con más miedo. La gente con miedo es más egoísta, más dependiente. Rechaza al diferente, rechaza a lo que no es como él. Con una mentalidad así, no vamos a ninguna parte. Vamos a un abismo. Y con estos descerebrados en el poder en muchos países, es un riesgo. Es un riesgo real. Yo no soy optimista. Lo siento mucho. Pero intento no perder la esperanza ni el humor.



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