Presentada en la competencia latinoamericana del 40° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, “Dreams”, la nueva película de Michel Franco, vuelve a situar al director abordando una historia atravesada por la fragilidad de los vínculos y las desigualdades sociales.

Con las actuaciones protagónicas de Jessica Chastain –en su segunda colaboración con el director mexicano– y el bailarín profesional Isaac Hernández, el filme sigue el recorrido de Fernando, un joven mexicano decidido a construir una carrera en Estados Unidos y a sostener allí una nueva vida.

Convencido de que contará con el apoyo de Jennifer, socialité y filántropa con quien mantiene un vínculo afectivo, Fernando decide emigrar a Estados Unidos, casi perdiendo la vida en el proceso.

Pero su llegada a ese mundo que imagina como posibilidad también expone una serie de tensiones que no responden a la lógica de una historia de amor, sino a una disputa por el poder y el control.

Desde el comienzo, la relación entre ambos se organiza en un pulso inestable: cada uno busca imponer su postura, alternando momentos de dominio y vulnerabilidad.

En esa dinámica, no hay lugar para un equilibrio. Aunque ambos puedan sufrir heridas en el proceso, siempre es uno quien se posiciona un poco mejor que el otro.

Y en un vínculo en el que nada es romántico ni edulcorado, quien ocupa un lugar de privilegio es también quien pierde un poco menos.

Ella aparece atrapada por su propio egoísmo –le interesa la relación sexo afectiva, siempre y cuando no interfiera con su rol como rica heredera de un imperio económico–. Él no está dispuesto a dejar de lado su aspiración de forjarse un futuro en la primera línea de la danza en Estados Unidos y permanecer oculto a los deseos de Jennifer.

Esta tensión que ninguno expresa va escalando hasta explotar de la peor manera: la traición y la venganza.

Franco retoma aquí una de sus preocupaciones recurrentes: el choque entre quienes buscan acceder a espacios de poder y quienes, aún involucrados emocionalmente, reaccionan cuando sienten amenazado el orden que los sostiene. Con un elenco que se completa con Rupert Friend, Marshal Bell y Mercedes Hernández, entre otros, Franco construye un relato descarnado, en el que la tensión se adivina desde el comienzo, con colores fríos, con una Chastain que realiza una actuación contenida, en la que los silencios dicen más que las palabras, y un Hernández a quien se lo ve florecer y sonreír cuando puede dedicarse a la danza.

Ambos perderán en el camino de sus sueños, pero en ese camino de romperse en pos de sus objetivos, solo uno conservará su lugar de privilegio.