Diego Topa está recorriendo distintas ciudades de la Argentina y América Latina con “Topa, es tiempo de jugar”, la obra que durante dos temporadas divirtió a varias generaciones en la avenida Corrientes. En el marco de la despedida de este espectáculo que tantas satisfacciones le ha dado, tanto a Topa, como al público, volverá a
Diego Topa está recorriendo distintas ciudades de la Argentina y América Latina con “Topa, es tiempo de jugar”, la obra que durante dos temporadas divirtió a varias generaciones en la avenida Corrientes.
En el marco de la despedida de este espectáculo que tantas satisfacciones le ha dado, tanto a Topa, como al público, volverá a encontrarse con el público marplatense este domingo, 5 de octubre, a las 17, en el Teatro Radio City.
Con una puesta que incluye dinosaurios, robots, música en vivo y guiños a distintas épocas, Topa encara este tramo como un cierre de etapa que “me llenó de satisfacciones”. El espectáculo no solo le habla a las infancias, sino también a los más grandes. “Habla del tiempo de jugar, de volver a conectarse con el juego. No solo los más chiquititos, sino los adultos con los más chiquititos. La propuesta es jugar con la imaginación, viajar en el tiempo, ir a ver a los dinosaurios, conocer un poco de los años 70, ver lo que es el futuro. Unir a las generaciones a través del cuento. Que no solo los más chiquititos que miran el espectáculo la pasen bien, sino que los adultos también hagan este viaje, se conecten con su niño interior” define el experimentado artista en una charla con LA CAPITAL.
En un presente en el que las pantallas ocupan gran parte de la vida cotidiana, Topa valora el rol del teatro como experiencia genuina, con conexión real. “Tiene que ver con salir de estar conectados y separados al mismo tiempo. El teatro lo que provoca es una unión, de poder compartir energéticamente entre la familia una propuesta. Y esta propuesta realmente es hermosa. Un cuento que te deja un mensaje, que te emociona, con el mejor tesoro: esos momentos que quedan para siempre en el corazón de todos”.
Para el artista, la obra también es una reivindicación del derecho al juego. “Los chicos tienen derecho a jugar y los adultos también, con los más chiquititos. De eso se trata la obra. De poder volver a conectarse con los valores, con lo principal: jugar con la imaginación, con mirarse a los ojos, con prestarnos atención y vivir un momento único. La infancia es una etapa muy hermosa donde los chicos son esponja y ellos tienen que conectarse, no solo con sus pares, sino con los adultos”.
Topa insiste en el valor de una propuesta en la que cada aspecto está pensado al detalle: “Yo me preocupo mucho porque el contenido siempre sea de calidad. Llevo una producción enorme, somos como 20 personas viajando, 6 bailarines, 2 actores, personajes, muñecos, vestuario, efectos, pantalla. El espectáculo tuvo varios premios, así que eso también es un mimo enorme para la compañía”.
Su rol excede lo artístico. “Cumplo muchísimos roles, soy la cara protagonista del espectáculo, pero también estoy en producción, en los distintos aspectos que hacen a la propuesta. Cuando el artista está arriba del escenario, hago el viaje y juego, me conecto con el alma de niño, y eso creo que se transmite. Cuando estoy en la parte de producción, sigo conectado con el alma de niño, pero no paro de laburar para que todo esté impecable”.
El regreso a la televisión
El 2025 también se gestó su regreso a la pantalla chica. “Vuelvo a la televisión de la mano de TV Pública. Ya empecé a grabar un programa precioso, que tiene un contenido muy cuidado. Lo ideamos y lo preparamos todo con Hugo Rodríguez. Es un programa divino. Lo van a disfrutar mucho mamás, papás, abuelas, tíos y los más chiquititos”.
El ciclo se estrenará en 2026 y se llamará “Un Mundo de Colores”, como su último disco. “Va a estar lleno de colores, de mi música, mis videoclips, musicales en vivo, invitados. Va a haber de todo: sketch, llamados telefónicos jugando con chicos de todo el país, juegos en el piso, personajes. Como los programas de antes, con los que yo crecí”.
El reconocimiento también acompaña este momento. “El premio Konex fue un abrazo al alma. Hace 35 años que estoy trabajando en esto y fue un reconocimiento a la trayectoria y a la carrera”.
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