“Estoy viejito pero voy a ser candidato”, decía Lula el lunes 14 de marzo de 2016, hace 500 números de Tiempo. Estaba por ir a la cárcel, víctima del lawfare, cómo casi una década después lo es Cristina Fernández de Kirchner, quien en aquella época hacía tres meses que ya no era presidenta. “Un Brasil
“Estoy viejito pero voy a ser candidato”, decía Lula el lunes 14 de marzo de 2016, hace 500 números de Tiempo. Estaba por ir a la cárcel, víctima del lawfare, cómo casi una década después lo es Cristina Fernández de Kirchner, quien en aquella época hacía tres meses que ya no era presidenta. “Un Brasil de temer”, contaba la crónica que anticipaba el resultado del impeachment que finalizaría con la destitución de Dilma Rousseff para el ascenso de Michel Temer. Evo Morales era el presidente del Estado Plurinacional de Bolivia.Rafael Correa, de Ecuador. Mauricio Macri, de Argentina.

En Turquía se expulsaba a refugiados y a migrantes, mientras se discutía el TTIP: tratado que ponía en jaque los derechos laborales de los trabajadores europeos. La oposición arremetía contra Maduro en Venezuela: nada cambió. Y un título reflejaba con claridad la realidad en EE UU: “Trump, el candidato más votado al que no quieren ni sus compañeros republicanos”. Luego sería electo dos veces presidente en dos periodos no consecutivos.
No es ahora mismo en este mundo alocado, que en estos casi diez años se sacudió al compás del crecimiento de las derechas extremas; del problema cada vez más cruento, irresoluble, impenetrable, de los migrantes, junto a guerras incomprensiblemente salvajes y sanguinarias como la del Este Europeo, que acelera el peligroso armamentismo de ese continente, y la de Medio Oriente, con el genocidio que Israel está perpetrando en Gaza y los consecuentes conflictos en una región que siempre fue un polvorín y que ahora está en manos de un impiadoso personaje como Benjamín Netanhayu.

Esas tres figuritas claves en el mundo de hoy: Lula, Trump, Netanhayu, los tres presidentes, los tres marcando el destino de un mundo convulsionado y con destino incierto. Sobreviven en un planeta que perdió a hombres determinantes por estos años, como lo fueron (lo son) Fidel Castro y el Papa Francisco: el líder cubano murió el 25 de noviembre de 2016; Jorge Bergoglio falleció el 21 de abril de 2025.
Así como Latinoamérica tampoco es la misma que hace una década. Evo fue derrocado en 2019 y aunque su Movimiento al Socialismo volvió al gobierno, hace pocas horas, la derecha regresó a la presidencia, urnas mediante, de la mano de Rodrigo Paz. Ecuador también padece gobiernos reaccionarios hace años. Ni qué hablar de Argentina.
Los severos cambios de rumbo en el mundo entero. Las muertes evitables provocadas por la crueldad del hombre. Las muertes naturales de los líderes que sus pueblos idolatraron. Todas esas noticias merecieron profusas coberturas en las ediciones de Tiempo, en estos 500 números. «
















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