En abril de 2016 emprendimos como trabajadores y periodistas un camino incierto y repleto de dificultades. Relanzar un diario en formato cooperativo nos obligó a enfrentar laberintos administrativos y financieros de enorme complejidad. Pero también nos permitió aprovechar la oportunidad de hacer un periodismo sin condicionamientos de patrones, empresarios y, como vimos después, de ese
En abril de 2016 emprendimos como trabajadores y periodistas un camino incierto y repleto de dificultades. Relanzar un diario en formato cooperativo nos obligó a enfrentar laberintos administrativos y financieros de enorme complejidad. Pero también nos permitió aprovechar la oportunidad de hacer un periodismo sin condicionamientos de patrones, empresarios y, como vimos después, de ese nuevo mandamás invisible y ¿todopoderoso? llamado algoritmo.
Lo hicimos y lo hacemos con muchos menos recursos de los que otros medios disponen, pero redoblamos la apuesta con corazón y entusiasmo. Proponiéndonos nuevas metas, observando, pensando y escuchando. También equivocándonos. Esa vulnerabilidad es parte de la profesión y de la vida y la tomamos como oportunidades de crecimiento y de adquirir nuevas perspectivas.

En estos años, el ámbito de la cultura sufrió múltiples embates. Primero, con las políticas de Mauricio Macri, que encarnó el mismo desprecio que Javier Milei al sector, pero con una ofensiva más contenida. Con Alberto Fernández llegó la pandemia, la cuarentena y la necesidad de aprender a hacer periodismo a distancia. Paralelamente, se consolidaron las plataformas de streaming que concentraron aún más la producción en los países centrales y afectaron las narrativas locales. La llegada de Milei agravó esta desigualdad estructural: mató al Incaa, destruyó Télam, hirió la TV Pública, PakaPaka, Encuentro, está a punto de vender la plataforma Cine.ar y pulverizó casi toda forma de fomento. Son tiempos aciagos de los que costará mucho reponerse.
Percibimos la sección Espectáculos como una trinchera cultural. Intentamos acompañar nuevas formas de consumo, entenderlas y cobijar proyectos independientes. Damos lugar al cine, las series, el teatro, la danza, la música y mucho más. No nos interesan los comentarios de ocasión ni la exacerbación de la superficialidad que parecen querer imponer estos tiempos. Acompañamos y difundimos a quienes enriquecen y potencian nuestra cultura.
La etapa cooperativa nos permitió darle más espacio a mujeres, diversidades y feminismos. Desde reclamos históricos hasta cuestiones cotidianas, y otorgar paridad en reportajes e informes. Nos llena de alegría acompañar esa transformación social, aunque el camino hacia la igualdad aún sea largo –para percibirlo alcanza con escuchar a funcionarios hombres y mujeres de este Gobierno–.
Entrevistamos a artistas que piensan y hacen pensar. Alejandro Dolina, Diego Capusotto, Pedro Saborido, Ricardo Darín, Muriel Santa Ana, Juana Molina, Marilina Bertoldi, Cristina Banegas y Susy Shock, son solo algunos de ellos. Acompañamos la lucha contra el vaciamiento del Incaa, realizamos informes y reseñas de producciones de todo tipo, siempre priorizando lo propio. El suplemento especial por los 70 años de Charly nos emocionó: repasamos su obra y hablamos con músicos que tocaron con él. Celebrar a artistas vivos, dar lugar a emergentes y recordar a los que se fueron guía nuestra misión.
Incorporamos a la sección un espacio llamado Ping pong, que permite mostrar facetas menos conocidas de artistas y personalidades en un tono lúdico y más cercano. Y aunque este festejo corresponde a la edición papel, todos los días en la web ofrecemos más contenidos de calidad para mantener informados a nuestros lectores.
Estamos orgullosos de estos 500 números, pero seguimos siendo exigentes: queremos continuar haciendo lo que amamos durante mucho más tiempo y que esta hermosa comunidad que supimos construir no deje de crecer.
















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